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sábado, 17 de noviembre de 2007
El plan de Lousteau que CK tiene en sus manos plantea pagos a “holdouts” -
Hace dos semanas, el gobernador Felipe Solá le elevó a Cristina Kirchner un paper elaborado por el designado ministro de Economía que contiene un plan económico integral, con objetivos hacia 2011. Un tipo de cambio competitivo en base a una canasta de monedas y un novedoso esquema para el pago de la deuda con el Club de París son algunos de los párrafos distintivos. En materia de precios, Lousteau propuso consejos sectoriales donde se acuerden las políticas. También se prevé un horizonte de crecimiento del 6% anual y una tasa de inversión que llegue al 26% del PBI. perfil-tna
Con ideas heterodoxas y probablemente controvertidas, un plan elaborado por Martín Lousteau ya está en manos de Cristina Kirchner, con objetivos y herramientas hasta 2011. Tomando a Australia como referente, el futuro ministro de Economía planteó un peso atado a una canasta de monedas y propuso cancelar la deuda con el Club de París y los tenedores de deuda en default a través de un fideicomiso local constituido en el país.
El programa que llegó a manos de Cristina hace un par de semanas, plantea metas de crecimiento del PBI superiores al 6% anual, una baja de la tasa de subempleo y un aumento del empleo en blanco que lleve la desocupación a una tasa friccional, de entre 5 y 6 por ciento.
Entre las metas para ese entonces también figura un nivel de pobreza de sólo 5%, sustentado por una inflación estable en un dígito.
Fuentes bonaerenses confiaron que el paper se propone subir la tasa de inversión del 21% al 26% del PBI. Con un conjunto de ocho medidas principales, el actual titular del Bapro explicó cómo alcanzar los objetivos.
Deuda. El más provocativo se refiere al pago al Club de París y los holdouts. En este punto el trabajo establece que el tratamiento de la deuda debe vincularse con la inversión, la producción y el empleo a través de la opción “deuda por inversión” y hacer ofertas al resto de los holdouts para que orienten inversiones nuevas en el país.
Para el caso de los acreedores enmarcados en el Club de París, el trabajo propone que el Gobierno declare su intención de pagar en cierto tiempo y vaya realizando el desembolso periódico correspondiente a su capital e intereses, en un fideicomiso manejado por un banco local.
Esos fondos deberían ser utilizados para inversiones o colocados en activos financieros de corto plazo, de manera que, al cabo de un tiempo, se pague la deuda. El lapso será el que demore la negociación con los acreedores.(C'è da essere molto elastici nel discutere queste mosse...)
Tipo de cambio. Para el dólar hay otra receta, que recuerda el comienzo del fin de Domingo Cavallo. El informe expresa que la intención del economista es que “tiene que haber un tipo de cambio real, competitivo y retenible a mediano plazo”, haciendo la salvedad de que “no tiene que ser fijo, y que posiblemente en su condición de tener que sostener, en el mediano y largo plazo, las cuentas externas y valorizar el trabajo y la producción nacional en su conjunto deba atarse a una canasta de monedas y no a los altibajos del dólar”. Este punto despierta algunas críticas.
Por una parte, una canasta de monedas puede hacer perder la competitividad del peso, por la devaluación del dólar frente al euro. Por otra, muchos economistas recuerdan que el comienzo de la crisis de la convertibilidad se debió a que “nadie entendía de qué se trataba”.
A la hora de hablar de superávit fiscal, Lousteau propone utilizarlo para el “financiamiento a mediano y largo plazo de la inversión”, algo que economistas y empresarios están pidiendo en el último tiempo.
“Asignarlos especialmente a la inversión privada, usar instituciones y vehículos financieros del mercado de capitales que ya están y orientar los recursos hacia importación de equipos y bienes de capital que mejoren la calidad tecnológica del actual stock.”
Energía. Con respecto a uno de los temas que más preocupa a los industriales, el energético, el trabajo presentado a la presidenta electa propone una “inversión sostenible” que incluya el cambio climático y, aquí hace referencia a la posibilidad de crear un tributo “a la emisión de dióxido de carbono no generalizado, sino vinculado a ciertas industrias o directamente a la emisión hogareña”.
Extraño vocero. Los lineamientos principales del trabajo vieron la luz en el discurso del gobernador bonaerense, Felipe Solá en la Unión Industrial Argentina (UIA). A pesar de que el gobernador intentó ocultar la identidad del autor asegurando que “es de un economista que está fuera del país”, PERFIL pudo verificar por fuentes muy cercanas al diputado electo que lo que leyó es “un trabajo que mandó Martín”.
La idea de que era de un economista que no reside en la Argentina se le ocurrió a Solá porque el trabajo le llegó mientras Lousteau se encontraba en la India en un “Congreso de Federalismo”; y el mismo Solá fue quien le envió a la presidenta electa el programa lo que, según dicen, le terminó valiendo el visto bueno final del presidente Néstor Kirchner para su designación.
Un punto que fue recibido con mucho beneplácito por los industriales fue el que se refiere a la creación de consejos sectoriales. Según explicó Solá, estas entidades estarían en el “marco de la planificación estratégica y la concertación nacional”. La función de los mismos sería la de “crear mecanismos estructurados desde la coordinación pública y privada; compartir información y diagnósticos y darle un marco de mayor certidumbre a las decisiones empresarias”.
Por otro lado, a diferencia del método de Guillermo Moreno basado en una lista de números de celulares, Lousteau propone que los Consejos se utilicen para “hacer un seguimiento de precios inflación”.
A pesar de su juventud, Lousteau entiende muy bien que las metas de mediano y largo plazo deben estar enmarcados en un sistema político que los avale.
Así, Solá que ofició de una especie de vocero del plan envió un mensaje claro para el oficialismo y la oposición y afirmó que “la sostenibilidad política que se busca en un programa económico, requiere una alianza política con diferentes grupos sociales y la coordinación de dos visiones centrales: la política y la económica que son irrescindibles pero son dos cosas separadas. Y si los políticos no entienden de que hay gente que tiene una visión económica y los empresarios no entienden que hay una visión política, no puede funcionar”.
sábado, 17 de noviembre de 2007
El plan de Lousteau que CK tiene en sus manos plantea pagos a “holdouts” -
Hace dos semanas, el gobernador Felipe Solá le elevó a Cristina Kirchner un paper elaborado por el designado ministro de Economía que contiene un plan económico integral, con objetivos hacia 2011. Un tipo de cambio competitivo en base a una canasta de monedas y un novedoso esquema para el pago de la deuda con el Club de París son algunos de los párrafos distintivos. En materia de precios, Lousteau propuso consejos sectoriales donde se acuerden las políticas. También se prevé un horizonte de crecimiento del 6% anual y una tasa de inversión que llegue al 26% del PBI. perfil-tna
Con ideas heterodoxas y probablemente controvertidas, un plan elaborado por Martín Lousteau ya está en manos de Cristina Kirchner, con objetivos y herramientas hasta 2011. Tomando a Australia como referente, el futuro ministro de Economía planteó un peso atado a una canasta de monedas y propuso cancelar la deuda con el Club de París y los tenedores de deuda en default a través de un fideicomiso local constituido en el país.
El programa que llegó a manos de Cristina hace un par de semanas, plantea metas de crecimiento del PBI superiores al 6% anual, una baja de la tasa de subempleo y un aumento del empleo en blanco que lleve la desocupación a una tasa friccional, de entre 5 y 6 por ciento.
Entre las metas para ese entonces también figura un nivel de pobreza de sólo 5%, sustentado por una inflación estable en un dígito.
Fuentes bonaerenses confiaron que el paper se propone subir la tasa de inversión del 21% al 26% del PBI. Con un conjunto de ocho medidas principales, el actual titular del Bapro explicó cómo alcanzar los objetivos.
Deuda. El más provocativo se refiere al pago al Club de París y los holdouts. En este punto el trabajo establece que el tratamiento de la deuda debe vincularse con la inversión, la producción y el empleo a través de la opción “deuda por inversión” y hacer ofertas al resto de los holdouts para que orienten inversiones nuevas en el país.
Para el caso de los acreedores enmarcados en el Club de París, el trabajo propone que el Gobierno declare su intención de pagar en cierto tiempo y vaya realizando el desembolso periódico correspondiente a su capital e intereses, en un fideicomiso manejado por un banco local.
Esos fondos deberían ser utilizados para inversiones o colocados en activos financieros de corto plazo, de manera que, al cabo de un tiempo, se pague la deuda. El lapso será el que demore la negociación con los acreedores.(C'è da essere molto elastici nel discutere queste mosse...)
Tipo de cambio. Para el dólar hay otra receta, que recuerda el comienzo del fin de Domingo Cavallo. El informe expresa que la intención del economista es que “tiene que haber un tipo de cambio real, competitivo y retenible a mediano plazo”, haciendo la salvedad de que “no tiene que ser fijo, y que posiblemente en su condición de tener que sostener, en el mediano y largo plazo, las cuentas externas y valorizar el trabajo y la producción nacional en su conjunto deba atarse a una canasta de monedas y no a los altibajos del dólar”. Este punto despierta algunas críticas.
Por una parte, una canasta de monedas puede hacer perder la competitividad del peso, por la devaluación del dólar frente al euro. Por otra, muchos economistas recuerdan que el comienzo de la crisis de la convertibilidad se debió a que “nadie entendía de qué se trataba”.
A la hora de hablar de superávit fiscal, Lousteau propone utilizarlo para el “financiamiento a mediano y largo plazo de la inversión”, algo que economistas y empresarios están pidiendo en el último tiempo.
“Asignarlos especialmente a la inversión privada, usar instituciones y vehículos financieros del mercado de capitales que ya están y orientar los recursos hacia importación de equipos y bienes de capital que mejoren la calidad tecnológica del actual stock.”
Energía. Con respecto a uno de los temas que más preocupa a los industriales, el energético, el trabajo presentado a la presidenta electa propone una “inversión sostenible” que incluya el cambio climático y, aquí hace referencia a la posibilidad de crear un tributo “a la emisión de dióxido de carbono no generalizado, sino vinculado a ciertas industrias o directamente a la emisión hogareña”.
Extraño vocero. Los lineamientos principales del trabajo vieron la luz en el discurso del gobernador bonaerense, Felipe Solá en la Unión Industrial Argentina (UIA). A pesar de que el gobernador intentó ocultar la identidad del autor asegurando que “es de un economista que está fuera del país”, PERFIL pudo verificar por fuentes muy cercanas al diputado electo que lo que leyó es “un trabajo que mandó Martín”.
La idea de que era de un economista que no reside en la Argentina se le ocurrió a Solá porque el trabajo le llegó mientras Lousteau se encontraba en la India en un “Congreso de Federalismo”; y el mismo Solá fue quien le envió a la presidenta electa el programa lo que, según dicen, le terminó valiendo el visto bueno final del presidente Néstor Kirchner para su designación.
Un punto que fue recibido con mucho beneplácito por los industriales fue el que se refiere a la creación de consejos sectoriales. Según explicó Solá, estas entidades estarían en el “marco de la planificación estratégica y la concertación nacional”. La función de los mismos sería la de “crear mecanismos estructurados desde la coordinación pública y privada; compartir información y diagnósticos y darle un marco de mayor certidumbre a las decisiones empresarias”.
Por otro lado, a diferencia del método de Guillermo Moreno basado en una lista de números de celulares, Lousteau propone que los Consejos se utilicen para “hacer un seguimiento de precios inflación”.
A pesar de su juventud, Lousteau entiende muy bien que las metas de mediano y largo plazo deben estar enmarcados en un sistema político que los avale.
Así, Solá que ofició de una especie de vocero del plan envió un mensaje claro para el oficialismo y la oposición y afirmó que “la sostenibilidad política que se busca en un programa económico, requiere una alianza política con diferentes grupos sociales y la coordinación de dos visiones centrales: la política y la económica que son irrescindibles pero son dos cosas separadas. Y si los políticos no entienden de que hay gente que tiene una visión económica y los empresarios no entienden que hay una visión política, no puede funcionar”.
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